miércoles, 24 de mayo de 2017

LA ILUSIÓN

Estoy cosido con un hilo de seda fina a tu piel de líquido terciopelo.
Con los ojos abiertos ciego de esperanza, me derrito por conocer de la consciencia del incierto mañana.

Apenas camino y el cielo se vuelca hacia el infierno. Un laberinto de dudas, de espejismos. Un mar de sal que ahoga mi libertad. Me encierras en un nudo sin entrada, sin cabo, sin salida.
Puertas cerradas, luz incierta en una mecedora enfrentada a un espejo con el marco establecido en perfectas coordenadas en manos de un artesano ebanista.

Y huelo a miedo, y huelo a duda mientras tú serpenteas por el cable del malabarista y yo discierno a duras penas la caída.
Mi corazón se tambalea voluptuosamente entre la espesa niebla y me falta el coraje para otear el futuro, que no es más que el segundo del reloj que siempre llega y ya pasó.

La muleta que mi espíritu recibe a veces es tan fuerte como el aire que inhalo, sin aquella enloquezco y sin esta a veces vivo o a veces muero.

Y cuando mis ojos absorben tu figura, mi mundo ciego sonríe. El letargo se desvanece y el olor a la libertad me acompaña cuando tus labios, tu voz, tu pelo, tus sonrisas, tus manos, tus ojos, se me aparecen.

Inmune veneno quiebra mi vida cuando no estés tú y no permitas que el cielo nocturno cercene mis ilusiones. Que sin ti yo soy la nada que enloquece en el tumulto de mil voces que no escuchan y que estallan en el silencio más sonoro

jueves, 18 de mayo de 2017

¿DÓNDE ESTÁN LAS LLAVES?

El tipo llegó a casa de noche, sacó las llaves, abrió la puerta y al cerrarla se les escaparon las llaves y cayeron al suelo. Entonces, se puso a buscarlas palpando el suelo, pero no las encontraba. Siguió en su búsqueda sin cesar al menos durante una hora, pero el resultado seguía siendo infructuoso.

De pronto alzó la vista y vio por la ventana que en la calle había luz. Al instante, el tipo pensó; Genial, en la calle hay suficiente luz para buscar mis llaves. Así que salió a la calle y se puso debajo de una farola a buscar las llaves. Así estuvo toda la noche, buscando y buscando en vano.

De repente, un vecino salió del bloque y al ver al tipo buscando algo, se acercó y le preguntó:

- Hola, ¿qué haces?.
- Estoy buscando mis llaves.
- Ah, ¿Quieres que te ayude?
- Sí, gracias.

Los dos individuos estuvieron buscando las llaves, sin éxito. Entonces, el vecino le preguntó al tipo.

-Amigo, ¿dónde perdiste tus llaves?ñ
- En mi casa.

Sorprendido, el vecino le preguntó:

- ¿Y por qué estás buscándolas en la calle?.
- Pues porque aquí hay luz para ver y en mi casa está oscuro. No se ve nada."

He escuchado esta historia en una conferencia de Wayne Dyer, y me ha encantado. Una gran metáfora sobre cómo vivimos nuestra vida. La mayoría de las veces nos pasamos el tiempo buscando en el exterior sin obtener resultados. Seguimos obcecados en conseguir encontrar la respuesta a nuestros problemas fuera, sin embargo casi nunca reparamos que toda opción, toda solución está en nuestro interior.

Nos leemos.


jueves, 11 de mayo de 2017

LA VIDA EN UN SOBRE DE AZÚCAR


Nos pasamos los días conectados a la velocidad del piloto automático. Desde el mismo instante en que despertamos nuestro cerebro y nuestro cuerpo se ponen a trabajar repasando todo lo que tengo que hacer durante el día.

Planeamos la jornada bajo la ducha. Visualizamos todas las tareas, reuniones, comida, trabajo mientras tomamos el café, mientras conducimos, mientras nos lavamos los dientes. En definitiva, planteamos nuestra vida desde el mismo instante que nos despertamos, seguros de nuestra capacidad de control sobre todo lo que nos rodea. Incluido el tiempo.

Cuando finaliza la jornada nos desplomamos en un sofá justificando el cansancio en la cantidad de cosas que hemos realizado durante el día y en las que todavía están por hacer, las cuales nos llevan a justificar nuevamente el planteamiento y planificación del día siguiente. Así nos vamos a dormir, y a la mañana siguiente el ciclo se repite.

Sin embargo todo está tan lejos de la verdad. Creemos que estamos viviendo cuando en realidad nos pasamos el día sobreviviendo. Postergamos hacer lo que nos gusta porque creemos que tenemos tiempo suficiente y no caemos en que el tiempo es un recurso limitado. Vivimos enganchados a un futuro que cuando llega no cubre las expectativas del pasado.

Y así, pasamos los días, y así pasamos la vida. Hasta que un Buen Día nos damos cuenta de algo. No es necesario tenerlo todo bajo control porque realmente no hay nada bajo control. Ahí es justo cuando observamos que despertar es una suerte, ducharse es placentero, tomar un café y olerlo es maravilloso, aceptar el día sin más es disfrutar.

Una amiga me envío una cita de Mark Twain que había escrita en un sobre de azúcar, "Dentro de veinte años lamentarás más las cosas que no hiciste que las que hiciste. Así que suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre"