domingo, 13 de abril de 2014

BRAHMA O LA BÚSQUEDA DEL YO

Cuenta una leyenda hindú que hubo una época en la cual los hombres eran dioses, porque así lo quiso Brahma. Sin embargo, el mal uso del don de la deidad provocó enfado en Brahma que decidió quitar al hombre el don.
Brahma preguntó al resto de los Dioses dónde esconder el Don de la deidad. En el fondo de los océanos, dijo uno de ellos. Pero Brahma respondió, no es un buen lugar pues algún día el hombre llegará a descubrirlo. Tal vez en la montaña más alta, dijo otro. Pero Brahma respondió, no es buen lugar pues algún dìa el hombre llegará hasta su cima y la descubrirá.
Ninguna propuesta satisfizo a Brahma. Sin embargo, finalmente Brahma obtuvo la respuesta y se la transmitió al resto de los dioses. El don de la deidad la ocultaremos en el lugar más difícil de recuperar, lo ocultaremos en el ser interior del hombre.

Actualmente tenemos a nuestro alcance todos los sistemas tecnológicos posibles, podemos y de hecho estamos en contacto instantáneo con lo que ocurre al otro lado del mundo. Al mismo tiempo que la conexión social global nos envuelve, vivimos en la era de la inmediatez, nos sentimos a menudo vacíos o repletos de dudas interiores. Es curioso que estén de moda corrientes orientales cercanas a la meditación (yoga, Reiki, meditación, mindfulness, etc). Todas ellas buscan el equilibrio entre la vida laboral y la vida personal, o bien encontrar sentido a la vida interior, o tal vez descubrir cómo conseguir ser más rico espiritual o personalmente. En definitiva, todas estas técnicas o filosofías buscan que el individuo encuentre La Paz o el sosiego que la era de la inmediatez le ha arrebatado.

El ser humano ha sido capaz de llegar a la luna, de subir a la montaña más alta, de descubrir la cadena del genoma humano, de volar, de navegar, de sumergirse en los mares....sin embargo, como dice la leyenda de Brahma le cuesta encontrar su ser interno, su identidad propia, su verdadero yo.
Es curioso, pero lo que más nos cuesta es conocernos o más bien reconocernos a nosotros mismos. Seguramente tú dirás que esto a ti no te pasa. Es posible, al fin y al cabo una vez fuimos dioses. Aún así, yo me suelo preguntar al finalizar el día....
¿Qué he hecho hoy para acercarme a mi propósito?
¿He escuchado sinceramente a todos los que me ha propuesto algo sin interrumpir?
¿He sido capaz de la menos una vez comunicar con alguien desde el tú y no desde el yo?
¿Puedo describir al final del día algo que realmente me haya hecho feliz?
Y por último, ¿...he sido consciente de lo que hecho, al menos durante un momento del día, o màs bien he ido consumiendo el dìa en favor de lo que el resto ha querido?.
¿He vivido o he consumido el día?. Yo intento vivirlo, ¿y tú?.

Todos tenemos claro que deseamos, sólo es cuestión de escuchar nuestro interior. Es cuestión de tomarse unos minutos.

Nos leemos!!!